Viajes: Comer en Charleston, SC
Publicado en 30/07/2015 por Ana No hay comentarios

Vamos con la tercera y penúltima entrega del viaje por EEUU. En entregas anteriores ya os hablé de Nueva York y Washington. Hoy os hablo de Charleston, en Carolina del Sur, un lugar que me encantó, tanto por lo bonito que era como por lo bien que se comía. Nos gustó tanto que decidimos quedarnos un día más, y nos alegramos mucho de tomar esa decisión.
CHARLESTON, CIUDAD DEL TÉ Y LA LIMONADA.
En un lugar como Charleston, donde el calor en verano pega tan fuerte como en el sur español, una bebida como el té frío o la limonada son una apuesta segura. Sin embargo, no queda ahí la cosa, ya que hay diferentes mezclas utilizando té, como té con limonada, el té dulce (muy típico y muy dulce), y otras variantes similares de este estilo.
Nosotros pudimos probarlos en un puesto donde hacían delante de ti la limonada y el té, y luego lo podías disfrutar paseando por un mercadillo donde el artículo estrella son cestas artesanas, elaboradas por mujeres afroamericanas siguiendo una tradición que viene desde los tiempos esclavistas.
LA COMIDA SUREÑA
Charleston fue la primera ciudad del sur que visitamos, y aprovechamos para probar unos cuantos platos típicos del sur estadounidense que van más allá del archiconocido pollo frito.
Uno de ellos es el llamado Shrimp & Grits, gambas con polenta, un plato que no hay que dejar de probar si uno pasa por los estados sureños. La polenta, o sémola de maíz, es muy corriente por la zona, ya que el maíz, como os comenté en otra ocasión, es el cereal americano más corriente.
Otro plato también de marisco que me gustó mucho y que posiblemente intente replicar en casa son los crab cakes, o pasteles de cangrejo. Combinan el cangrejo con especias picantes y lima en una especie de albóndigas que luego se rebozan y se fríen. El resultado es genial a pesar de su simpleza.
Hablando de rebozados, también probé los famosos green fried tomatoes, o tomates verdes fritos, como la película. Estos tomates son algo más ácidos que los tomates normales, y también más enteros, lo que hace que sean perfectos para empanarlos y freírlos. Venían acompañados de polenta de maíz, salsa ranchera y verduras picadas. Muy ricos.
Y cómo no, el ubicuo pollo frito. Aunque muchas cadenas de comida rápida lo ofrecen (y de buena calidad, que lo que nos dan en Europa no es the real deal), esta vez quisimos probar pollo frito en los restaurantes locales, y fue una de las mejores decisiones de todo el viaje. Probé el chicken with biscuits, que es pollo frito acompañado de scones salados a base de buttermilk, con un poco de okra y una especie de sirope azucarado. Y también probé chicken and waffle, que es pollo frito sobre un gofre a base de maíz y mantequilla de pecanas, también con sirope. Suena rarísimo, lo sé, pero estaba genial, una combinación muy sorprendente pero que hace que te quedes con ganas de más. Me gustó más el primer pollo frito, me pareció que el empanado estaba mejor. El segundo estaba bien, pero el empanado se parecía bastante más a lo que hacemos en Europa.
Respecto a los dulces, no hay mucho que decir, puesto que Charleston es una ciudad con bastante influencias europeas (de hecho, hay una zona llamada “el barrio francés” donde los nombres de las calles son franceses). Sí que es cierto que probamos un cheesecake demencial, de salted caramel, que nos dejó patidifusos, lo cual nos sorprendió porque tradicionalmente el cheesecake se ha considerado una comida neoyorquina.
Si algún día queréis viajar a EEUU y no queréis ir a los sitios más típicos, os recomiendo encarecidamente Charleston, se come genial y es una ciudad preciosa, perfecta para vacaciones relajadas lejos del ajetreo diario.
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