Como no habéis tenido suficiente salmón este mes en el blog (guiño guiño), os traigo otra receta más en la que el salmón vuelve a ser el protagonista. En esta ocasión es una preparación elegante que podéis utilizar como entrante en comidas multitudinarias. Eso sí, es un entrante bastante contundente, así que ojo con lo que servís después.
Cuando escribí el plan de qué iba a poner en el blog este mes, esta receta se me descolgó. La quería hacer, pero no me quedaba espacio donde ponerla. Sin embargo, después del fiasco con la pretendida ensalada Rubik que luego fue ensalada-tablero, tuve que reinventarme y la siguiente receta, que también precisaba de alocada ingeniería, decidí no hacerla y en su lugar poner este cheesecake de salmón ahumado.
Y me alegro, la verdad. Porque esta receta es una de las más sabrosas de este mes, y probablemente la que tiene sabores más convencionales y apetecibles para gente a la que no le gusta hacer cosas raras como mezclar fresas y pepino. Yo posiblemente la haga para mis padres cuando me vaya de vacaciones a España en agosto.
Aunque el pepino está para decorar, os recomiendo que le pongáis bastante (igual en una ensalada al lado), porque añade notas refrescantes a todo el plato y “distrae” un poco de la contundencia de tanto queso juntado con salmón ahumado. Otra opción puede ser agregar eneldo fresco, que siempre queda muy bien con el salmón y también es una combinación conocida.
En cualquier caso, el resultado es maravilloso y todo aquel que sea como yo y disfrute del salmón en todas sus formas, encontrará en este plato un delicioso majar.

Muy interesante la receta! Tomo la idea
Espero que te guste :)