A veces me pasan estas cosas. Me gustan tanto las ensaladas raras, que al final acabo buscando lo más original del mundo y luego sufro horrores para llevarlo a cabo. Y es que esta ensalada, inicialmente, tenía que ser un cubo de Rubik, pero ya me dirás tú cómo cortas cuadrados regulares en un aguacate.
Cuando le dije a Esposo™ que quería hacer una ensalada como un cubo de Rubik, en lugar de decirme “estás muy mal de lo tuyo” me dijo “tendremos que pensar cómo podemos cortar cubos lo más regulares posibles”. Y mientras me decía eso yo veía su mente ingenieril maquinando métodos. Por este tipo de cosas es por las que se merece que para su cumpleaños le haga una tarta genial, como mínimo.
El caso es que llegó el momento de hacer la ensalada, y aunque yo había escarbado en Pinterest y me había pateado los callejones de Internet, no encontré nada completamente satisfactorio, o al menos, nada satisfactorio que incluyera el aguacate en la ecuación. No quise prescindir de él porque aporta a todo el plato ese toque de textura sedosa tan agradable.
Total, que decidí que íbamos a dejar el cubo de Rubik para el cajón de los juguetes. A cambio hice esta ensalada-tablero de sandía que queda resultona, aunque no sea tan impresionante como lo que yo tenía en mente.
Como entiendo que no todo el mundo está tan tocado del ala tiene tanto tiempo libre, también está la opción, mucho más práctica, de ponerlo todo en un cuenco y santas pascuas. Además, al hacer los cubos me había sobrado bastante “recorte”, y no quería tirar absolutamente nada, así que probé a servirla en cuenco, hecha con las sobritas de mi ida de pinza obra de arte.
Es una ensalada refrescante y que no requiere ningún fuego, así que es perfecta para los meses calurosos. Además, junto con la ensalada de fresas y pepino que os mostré la semana pasada, es otra opción para reinventar nuestro recetario veraniego incluyendo fruta en las ensaladas, cosa que me encanta.

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